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sábado, 12 de marzo de 2011

Un viejo en plaza mira a una joven de pueblo chiquito.



Ella es vitrina iluminada, es su propia joya prendida, su telón y su tarima

Él es sólo los ojos que la aclaman.

Ella es vuelta que va y viene, un palmo que palpa, una palma para el alma, y una playa que lo agita

Él es un cerrojo por donde observa solo sus orillas.

Ella es la total totalidad de toda hora

Él es como llevar días en piscina, y cargar en los oídos olas.

Ella es temblor de sismo, un abismo, pero únicamente la parte que interrumpe al aire tibio

Él es un estremecimiento de los extremos de cimientos, que da calor al cuerpo errante con talante de destino.

Ella es del calor lo burbujeante

Él es el valor con una fecha flechada en su calendario como un maleficio.

Ella es el valor de todo oficio

Él es un señor sentado en un plaza.

Ella desplaza la tiniebla de incienso de su iglesia, las batallas de memoria, su prófuga inocencia.

Él es un cubo soldado, un ángel deshelado, desrielado y primitivo.

Ella es un volumen

Él es una enciclopedia.

Ella es marcha

Él espera.

Ella sale con sus libros de la escuela

Él la ve mover su falda, y no encuentra nada que autorice su proeza franca, sin una vellonera.

Ella se va a su casa

Él es su banco en esa plaza, justo frente a frente con la escuela.

Preposmoderno


Escribo un poema robalado, que me pongo entre los puntos desenfocados de los ojos que despiertan. Le llamo poema por ser optimista, pero igual era una camisa lo que llevaba puesta. Miro por la ventana lo que yo quiera, todo o nada siempre y nunca al sensamiento agita. Trato de pensar en su risa y no la veo, trato de contar mis tristezas rebosantes, y mis alegrías desplumadas que desquician. Voy haciendo palabras como otros en las mañanas regalan y compran besos y sonrisas. Hoy no me decido a saber como llamarme, si lleno de alegreza o rebosante en tristegría. La llamo para verificar si está igual que yo: perdida. Ella me contesta de nuevo, sin voz ni rostro, y en un gesto bien parecido a la telepatía me dice que lo que soy es alegriste, y se me derraman las caricias. Es espectaculoso como sudan a chorro los ojos, en este calor que lleva uno a la prisa en ristras, justo al centro del despojo.

Glosario:

Alegreza: cualidad parecida a la tristegría, y comparable sólo con lo alegriste.

Alegriste: llevar contento el gris al centro.

Espectaculoso: es aquello que sorprende, prende, y no se pasa por el ojo.

Preposmoderno: vínculo indiscriminado que se hace sin preferencia, entre un prepotente moderno, y un prepucio posmoderno.

Robalado: el acto de obsequiar con un presente, aquello que se ha conseguido prestado sin permiso.

Sensamiento: es un híbrido que se construye con el asentamiento de sensación y pensamiento.

Tristegría: cualidad parecida a la alegreza, y comparable solo con lo alegriste.

El trabajo de un verdugo.


El mal sabor en la boca pronosticaba el día. Se despertó ya levantado, armado y sin nada de sueño se dirigió hasta la oficina. Su oficina era el otro cuarto. Se sentó pensando en precipicios, así siempre es el principio de los cuentos más horrendos antes de ser hermosos, más de lo debido. El destino que con el sol por la ventana, el café en la taza, y el silbido en los pulmones, acompañaban de corrido el recorrido de sus dedos. Lo llamaba desde temprano con el pecho lo sufrido, con el poco viento digerido, sintiendo que el aire, junto con todo lo tenido se habrá ido mañana. Tenía que hacerlo de una vez, lo vio dormido. Tenía que liquidarlo.

Lo notó ensimismado mirando en la cuneta una colilla de cigarrillo, lo observó mirar a todos lados. Fingió rascarse un tobillo, lo recogió del piso y se lo puso en la boca, buscó ansioso por todos lados un fósforo, no lo encontró y se derrumbó como si él mismo fuera una colilla de aquel edificio fumador que al pisarlo exhalaba por su larga chimenea. El edificio parecía pisarlo con sus grandes columnas, hasta extinguirle el fuego dentro, apretado contra el suelo teñido de smog, y pequeños remolinos. Prisionero más que de un vicio, era reo de su vida, que no parece vida si la comparan con el resto. Se hizo diminuto en la pared, nadie lo veía.

Le iluminé la cara con un encendedor, el sonrió y me consideró su amigo. Yo no cambié mi rostro, estaba serio. El no sabe que soy junto al fuego su verdugo.

lunes, 21 de junio de 2010

Lo relativo en la verdad: La moral, y la lucha social.

De inicio establezco que la moral no existe pero existe, y que es más real que la realidad porque no existe. Tampoco existe el amor, ni Dios, ni el bien ni el mal, con las mismas razones y en los mismos términos. Establezco que no acepto ninguna moral hoy y ninguna moral mañana, y me dedico en este ensayo a señalar los problemas concretos que están asociados con la aceptación de una moral, cualquiera que sea. Para comenzar, parto de la resistencia que existe hacia el concepto de lo relativo.

Mucha gente me dice que es imposible que todo sea relativo. Muchos defienden de la relatividad, y con muy buenas intenciones, la idea de la explotación del trabajador, de la mujer, de los Gays, y del negro.

Yo en esos momentos trato de enfocar la idea que me presentan, con la negación de lo relativo. Y empiezo por preguntar, si es imposible que algo sea relativo, entonces ¿qué es? ¿Qué alternativas tenemos a lo relativo? Algunas de las definiciones contrarias a lo relativo serían: sin contacto con algo, desubicado, total, absoluto, dominante, e indudable, y de salida encontramos el primer problema en el argumento: si negamos lo relativo, estamos afirmando lo absoluto.

Pero sé que es difícil creer en lo absoluto, así que les doy el beneficio de la duda, y en ese momento me planteo la preocupación sobre lo que significa para alguna gente, lo relativo. La primera preocupación evidente me viene de la primera acepción que parece tener la palabra. El término “relativo”, para algunas personas que se indignan de poder pensar que el mundo sea relativo, parece significar irrelevante, o intrascendente, en algunos casos se compara con la frase, “entonces cualquier cosa vale”.

¿Pero, por qué es molesto que la verdad, la moral, así como cualquier otro sentimiento o conocimiento de lo abstracto, se considere relativo? Revisemos antes de continuar la definición que tenemos disponible sobre el término. Veamos lo que significa, y no para imponer la definición sobre lo que quiere decirse, sino al revés: para poner la realidad a explicarnos el término.

Relativo:

1. adj. Que guarda relación con alguien o con algo.

2. adj. Que no es absoluto.

3. adj. No mucho, en poca cantidad o intensidad. Daba a aquel asunto una relativa importancia.

4. adj. Discutible, susceptible de ser puesto en cuestión. Su opinión es muy relativa.

5. m. Gram. pronombre relativo.

Según la RAE, el término tiene su primera acepción con la idea de la relación, y segundo, con lo que no es absoluto. Esas son las primeras dos, así que deben ser las más pertinentes. La cuarta acepción, sin embargo, es la que creo está en uso cuando se refieren a la explotación obrera como no-relativa, queriendo decir quizás que es absoluta.

Algo que sea discutible, es entendido como un impedimento al momento de reconocer la explotación, porque se cree que la afirmación de un explotado debe ser suficiente para determinar la explotación y por lo tanto en cierta forma es absoluta. Pero absoluto no es sinónimo de objetivo. Lo absoluto no cambia, lo objetivo sí. Lo absoluto es lo abstracto, lo simbólico; lo objetivo es la materia y sus leyes, incluyendo las ideas como materia en movimiento[1].

Pero en la realidad la idea de explotación no se manifiesta con el dolor, la desigualdad o la diferencia, de forma inmediata o transparente. El sufrimiento no es sinónimo de explotación. Porque por razones obvias, todos sufrimos. El sufrimiento en la sociedad viene de muchas direcciones y está dado muchas veces dentro de circunstancias que podemos cambiar, pero en la mayoría, el sufrimiento está dado en casos y situaciones que no podemos cambiar. Por ejemplo, un hombre que sufre un accidente y pierde el uso de su cuerpo sufrirá; pero ese dolor es difícil de cambiar, es casi imposible recuperar la movilidad y el funcionamiento en un cuerpo parapléjico. El hombre que conoció la vida de correr y ser autosuficiente sufre, y sufre fuertemente, pero su condición de sufrimiento no es explotación, aunque el dolor y el sufrimiento sean concretos y materiales; o sea, aunque sea objetivo el dolor, el dolor del sufrimiento no es sinónimo de explotación.

La explotación no es evidente siempre, porque muchas veces en la evaluación que hacemos de nuestra situación no podemos aprehender (agarrar) la razón del dolor, o porque no podemos pensar en una alternativa al dolor que sentimos. Pero sobretodo no podemos reconocer en todo dolor explotación, porque no afecta a todos por igual lo que llamamos explotación. No todos son conscientes de la explotación porque literalmente no existe para ellos, como en el caso del explotador.

Un ejecutor de la fuerza y el poder, un administrador de la explotación, nunca considerará la existencia de explotación en su acción de vida, porque él en lo personal se beneficia: ¿Cómo puede definir el rico como explotación, lo que lo hace rico?

La explotación no es objetiva, porque algunos son doblegados con la explotación, pero otros se benefician de ella. Porque la explotación se entiende sólo como una condición problemática después de ser entendida y asumida como tal; y por lo general, la explotación está ligada al cambio. Definir una situación de explotación depende de que se tenga conciencia de la existencia de una alternativa a la condición, y se vislumbre una forma para cambiarla.

Si una situación no puede ser cambiada, no puede ser considerada explotación. Ej. Una mujer no podrá por más que quiera, hacer que los hombres sean los que se preñen y paran hijos (al menos no por ahora). Las mujeres tienen dentro de su realidad, que optar por parir o no parir, esa son sus alternativas si quieren hijos de su propia línea consanguínea[2]. Por lo tanto, no puede usar una mujer el argumento de la explotación machista cuando se refiera al acto de cargar un niño que pertenece a la sociedad, en el interior de ella. El argumento sobre la explotación de la mujer, porque el hombre no pueda cargar el hijo nueve meses, es inconcebible. A nadie se le ocurriría cuestionar el que la mujer tenga que cargar con el bebé nueve meses y el hombre no. La igualdad parece no llegar hasta ese punto. Pero, ¿y si se pudiera? Si se pudiera decidir ser mujer u hombre, o se pudiera gestar un niño siendo hombre, ¿cómo se vería el asunto?

La mujer, si opta por tener un hijo de la manera biológica, no podrá achacar la gestación a la sociedad machista. Pero podrá decir de todas formas, que la maternidad social está ausente, y que la crianza cae de forma desproporcionada sobre ella. La mujer puede decir que pierde oportunidades de trabajo e independencia si decide criar sola, entre una lista enorme de condiciones de desventajas a partir de su condición de mujer, que son socialmente afectadas y son condiciones de explotación, porque existe en la realidad, dentro de las alternativas reales, la alternativa de no sufrirlas.

Ahora déjenme explicar mi punto desde otro ángulo. Empiezo estableciendo mi conclusión: todas las ideas son relativas. Todo el contenido del pensamiento es relativo, pero es relativo como interpretación de la realidad. El mundo real tiene en apariencia (porque siempre están en duda) algunas leyes físicas, químicas, y en el caso de nosotros los humanos y los demás seres vivos, también biológicas. Esas leyes, crean la repetición de eventos y acciones, en relaciones diferentes cada vez.

Aquí vemos la primera acepción de la palabra “relativo”, cuando se entiende que existen diferentes relaciones entre las cosas y sus circunstancias. Las diferencias a veces, son tan insignificantes que son intrascendentes, pero cuando hablamos de la moral y la usamos como recurso interpretativo, o como guía de comportamiento, entonces esas diferencias entre circunstancias nunca existen. Negamos la ley de la materia que establece que todo cuerpo tiene una circunstancia particular y única, si creemos que una idea o pensamiento puede aplicar a todos los eventos que compartan la ley natural. Esta actitud a las ideas como totales (absolutas, intocables, sagradas, eternas, más reales que lo real) hace de la realidad, algo en lo que no se piensa ni se reflexiona, porque pensamos que existen cosas que no cambian. Y pensamos que algunas cosas no cambian, porque tenemos reglas morales y de comportamiento que no cambian, y no porque la realidad sea estática.

Veamos un caso en donde la posición de un objeto o evento, condiciona de forma particular el resultado en situaciones que parecen idénticas. Por ejemplo, dos gemelos idénticos (son idénticos genéticamente), no pueden trazar su vida de forma idéntica, porque la física establece que dos objetos diferentes no pueden ocupar la misma posición en el espacio. Esa relación de cada gemelo idéntico con su trayectoria en el espacio, hará de cada uno un individuo diferente aunque nunca se separen.

José Canseco tuvo un hermano gemelo idéntico que nunca llegó a las mayores. Yo tuve un amigo que tuvo un gemelo también idéntico, y borrachos saliendo de San Juan chocaron contra un árbol. Uno murió y el otro quedó vivo. Aún tan cerca como siendo gemelos, la vida define la diferencia con una relación relativa (relacionada) con tu posición en el espacio. En esa acepción todo es relativo[3]. Y es necesario aceptarlo para saber actuar de forma relevante ante el mundo que cambia de circunstancias de forma regular, aunque no así de leyes.

Antes de continuar quiero aclarar que entro en este asunto de definiciones porque quiero probar que mejor fuente de conocimiento es la ciencia, que la moral. Y ninguna ciencia podría revelar una moral, porque algo tan dinámico como la ciencia no puede crear cosas quietas.

La verdad, el amor, la justicia y la igualdad se venden desde cualquier ángulo en nuestra sociedad actual, como si fueran conceptos ultra claros y transparentes, y peor aún, se cree que existen más allá que la propia realidad del cuerpo.

El mundo cree que sabe lo que es igualdad y que se tiene la definición de justicia[4]. Pero eso es, más que absolutista, la razón misma del fracaso de la izquierda y las luchas políticas y sociales. Las palabras pueden significar cualquier cosa, y la explotación puede ser real y beneficiar a personas. El que una persona se beneficie de la explotación de otro no es un problema moral, aunque la razón que por lo general se pone al momento de condenarla, sea porque es mala la explotación en sí. La explotación no es un asunto moral sino político. La explotación no es mala en sí. Y no es un problema, porque explotar es sacar provecho de algo, y nosotros explotamos la naturaleza para sobrevivir, por dar un ejemplo simple.

La explotación no es absoluta.

El problema con el concepto de explotación está en que existe un sujeto que sufre la explotación y otro que la implementa. Cuando hablamos de que es vital liberar al mundo de la explotación, estamos moralizando el concepto de explotación desde la idea de igualdad. He insisto en revisar el significado del termino explotar porque muchas veces se está de acuerdo en la práctica y la idea, y por la insistencia en defender o rechazar la definición de una palabra persisten desacuerdos. Veamos:

explotar[5].

(Del fr. exploiter, sacar provecho [de algo]).

1. tr. Extraer de las minas la riqueza que contienen.

2. tr. Sacar utilidad de un negocio o industria en provecho propio.

3. tr. Utilizar abusivamente en provecho propio el trabajo o las cualidades de otra persona.

Un obrero sufre explotación cuando se enfrenta ante un medio de explotación como obrero. Pero Inclusive en el capitalismo, dentro de conceptos y organizaciones reales, como el cooperativismo, y algunas ofertas económicas de mercado justo[6], los individuos que sólo tienen como recurso vender su mano de obra (una laxa definición de trabajador), la venden entre ellos mismos. En algunas empresas los trabajadores son accionistas (con sus manos y talentos, no con dinero o propiedad) de compañías en donde no hay “desigualdad” económica (plusvalía) al interior, y en donde no están enajenado de los medios de producción tampoco. El ejemplo, pretende aclarar que aún dentro del capitalismo, el obrero (o la persona que tiene como única opción vender su capacidad laboral) no está siempre explotado por la plusvalía directamente[7].

Así, que aún dentro del capitalismo, existen alternativas que aunque no le permitan a los que no tienen propiedades o medios de producción, la vida del burgués; logran la subsistencia de sus participantes fuera de la dinámica de explotación que define la plusvalía.

La relatividad de los conceptos también es importante, porque muchas de las tendencias de izquierda consiguieron con tradiciones moralistas, las más graves divisiones de la izquierda. Además, pretendieron construir teorías que intentaban defenderlos de los ataques ideológicos de los moralistas, proponiendo una moral alternativa a la capitalista, aún cuando se vivía y todavía se viva, en el capitalismo.

La moral alternativa se dio en el contexto de una guerra fría. Y era escoger seguir un lado del poder político mundial, y sus órdenes, o estar solos. El concepto de substituir una moral por otra, no es una acción progresista, ni radical, sino un deseo de esconder la estructura del mundo de las ideas, dentro de un disfraz materialista.

En esos días se vendía la injusticia como una fuerza real que existía en las personas y en las dinámicas sociales como existe el diablo en la tierra. La injusticia y la desigualdad se definían, y el combate con otras definiciones creaba una moral alternativa, pero seguía siendo moral, y ese es el más grave de sus problemas.

Se convirtió a la conciencia en algo que crea, y no en algo que descubre.

Para empezar, se creía que se podía enseñar una moral alternativa, y se reducía el conocimiento a mandamientos y consignas. Para simplificar la absorción de “ideas” diferentes, se utilizó parte del concepto de agitación pero mal entendido.

La toma de conciencia que para Marx era descubrir la opresión de la plusvalía en el obrero, y luego saber que con su clase podría evitarla y hasta destruirla, porque lo veía todos los días con la lucha (porque lo descubre), se transforma en la adquisición de reflexiones abstractas. La toma de conciencia se afecta con el idealismo y la religión, cuando se extiende su significado a la creación de una mente diferente. Porque presuntamente se había descubierto el hombre nuevo en Rusia. Pero en defensa del marxismo, debemos aclarar que Marx se refería a la renuncia de ideas capitalistas, y nunca a la confección ficticia de otras ideas “socialistas”, y sabemos que Rusia era capitalista.

Así que para la izquierda en defensa de un bando de la guerra fría, la revolución se convertía en algo que se podía lograr construyendo argumentos y manejando ideas desde la imaginación del pensamiento. Así que adquirir conciencia obrera, o de mujer, no era reconocer la opresión e identificar una solución, sino una lista de principios morales que se pretendían colocar por encima de la experiencia revolucionaria. Se ponía una nueva conciencia en sustitución de la del opresor. Pero obviamente esa estructura no tiene ni pies, ni cabeza.

Veamos. Las ideas no rigen por ser coherentes. No se puede poner una idea en la cabeza de otro, con sólo hacer el ejercicio de reflexión con esa persona. Las conciencias, dice todavía el Marxismo, son estructuras o formas de la materia, y se constituyen como herramientas o elementos del pensamiento, una vez se ve la alternativa de vivir con y sin ellas. La toma de conciencia de un obrero, se da cuando entiende que genera más producto del que cobra (cuando reconoce la plusvalía). Y esa explotación es un salto cualitativo en la esencia del trabajador que da inicio a una serie de otras conciencias. Sin embargo, la condición no cambia, si no viera el obrero la posibilidad de una alternativa. En la tradición marxista, la alternativa es la revolución en grupo: la lucha de clases, con la conciencia ubicada de todos. La conciencia en este caso es un recurso metafórico, que pretende caracterizar el origen de la solución a la explotación.

Pero tener conciencia es estar consciente de la explotación[8]. No significa sustituir el contenido del conocimiento que ha logrado alcanzar el capitalismo para poner otro conocimiento en su lugar, es sólo el reconocimiento de la explotación. Así que la conciencia se va expandiendo cuando vemos que somos oprimidos también como mujeres, y como extranjeros, y como gays. Se expande el conocimiento de la explotación ( la conciencia) por empatía, al reconocernos en otros pero por reconocer la nuestra particular, primero. El capitalismo permitió concebir estas alternativas de extensión tras la lucha. Cuando se reconoce la opresión, ésta se hace real. Pudimos estar ciegos a la opresión, como lo estuvieron los negros y las mujeres al aceptarla como realidad, luego de confiar en la moral como una verdad absoluta. Y no eran ciegos por ignorantes (o por no saber que sufrían más que los demás en ciertas cosas), sino porque la sociedad no definía explotación en los términos que permitió el capitalismo con la liberación de la mujer, y la lucha entre sistemas económicos en conflicto, y que permitió una alternativa concreta a la esclavitud.

Se amplía el concepto de la libertad para los esclavos, cuando se consolida una forma de explotación económica diferente a la esclavitud. La idea de igualdad con los blancos no creo que fuera una opción dentro de la lucha por abolir la esclavitud. Sin embargo, se pudo dar esa extensión a la igualdad, poco tiempo después, cuando la realidad material, permitió la comprensión de que la situación de desventaja social no era compatible con los recursos disponibles. Cuando un negro reconocía que no era esclavo, pero se veía viviendo todavía como esclavo en la práctica, se le hacía imposible verse dentro del discurso de la igualdad[9] con el blanco. Pero luego pudo, y entonces la igualdad adquiere otro significado.

El humano siente dolor, y siente placer, toda nuestra vida responde a esa realidad. El sufrimiento no es objetivo aunque lo sea la sensación del dolor, pero tiene cualidades que se originan en lo concreto. Y como vimos con el caso de parir, si no existe una alternativa concreta y posible ante el dolor o alguna otra cualidad asociada al sufrimiento, ésta entonces no es explotación sino realidad incambiable, y dentro de los instintos de la supervivencia tenemos que hacer el ejercicio mental de aceptarlo, como “aceptamos” la muerte[10].

La estructura social que ejecute el poder (sea en las personas, o en los gorilas), no podrá reconocerse en la explotación porque se beneficia de la misma. Si no se reconoce el poder así mismo en el gesto de explotar, con su “ignorancia” de la explotación mantiene al mundo idéntico. Quien es usado, podrá sentir dolor, y tristeza, y padecer los estragos de carecer, pero si no existe alternativa de liberación de las condiciones, no existe la condición. Sólo es un problema lo que tenga solución[11]. El poder, se manifiesta sin la conciencia de ser abusivo, y de hecho se considera justo; y se sufre bajo él, pero sólo podemos decir que se explota, cuando somos concientes.

Cuando pensamos que existe la realidad absoluta, la moral; o sea, cuando queremos pensar que la razón de una idea es tan valida como la realidad, y decimos que la falta de conciencia es una moral, y que la adquisición de otra conciencia es otra moral, pensamos que cualquier relación social y económica puede ser mala o buena. Y nos defraudamos del mundo por no verla. Cuando discutimos sobre lo bueno y lo malo, sólo encontraremos muchas condiciones insumables de versiones y frustraciones que no permitirán luchar. Es mal acercamiento al conocimiento asumir la existencia de una moral, y es mal propuesta revolucionaria creer que tenemos una.

La única explotación social no es la obrera.

La sociedad está disminuida por muchas otras formas de explotación de las cuales no tenemos conciencia, ni entendemos, porque estamos encerrados en vivir con la idea de la moral.

Sólo está explotado el que reconoce su explotación. Así que, no es concreta la explotación, ni real, hasta que se sea conciente, y se es conciente cuando se asocia el fracaso y la debilidad, con una condición material que se decida como causa. El sufrimiento es relativo a la conciencia, así que no es objetivo, el dolor de algunos puede ser placer en otros. Pero sobre todo, si unos devengan placer o beneficios de la explotación de otros, no tan sólo es más real la afirmación del explotador como realidad, sino que es la única referencia concreta asociada al placer que podremos tener.

Miren con cuidado. Si en nuestro mundo el paradigma del placer lo tenemos en el millonario ( un pelotero, un cantante de reguetón, una modelo, un capitalista), entonces todos querremos en la sociedad ser millonarios (aunque sea jugando loto). Y eso es real porque somos animales, y porque es exitoso el camino de los individuos que lo dicen.

Se hace más verdadero lo que es concreto y tocable. En la vida práctica de todos es notable esta ley biológica, porque por ejemplo, no vamos a donde un obeso, a pedirle consejos sobre ejercicios y dietas. No le pedimos direcciones a un mudo y ciego, y estudiamos las vidas de Trump y Oprah, porque ellos lograron triunfar. Nosotros imitamos aquello que demuestre su total capacidad sobre lo que requerimos entender. La autoridad la da el éxito y no las palabras.

Así que en la vida real, cualquier persona antes de luchar por la unidad obrera, y salir de la explotación que no ve, y mucho menos entiende, consideraría como mejor plan, desde la perspectiva de primate, copiar la acción de los individuos reales y exitosos. La explotación no existe, nos dicen, lo que existe es tu incapacidad de triunfar. El punto es que el argumento del “self-made man” es la “verdad” en nuestra vida.

Aunque no sea lógico, el argumento de que “si luchas logras el éxito” rige al mundo. Sabemos que no todos pueden ser ricos, y que se necesita la explotación para que exista el capitalismo. Sabemos que por definición, el capitalismo no puede hacer a todos felices. Dentro de esa realidad concreta, el humano tiene un comportamiento predecible de primate. El humano común se para y dice: o lucho por otra cosa, o lucho por dominar la cosa... o muero.

La otra cosa (lo que no sea ésta) nunca está clara, y la única herramienta que tenemos es la negación como afirmación. Podemos decir que no queremos el capitalismo, pero no podemos pensar o creer que podemos pensar qué sería el mundo sin capitalismo.

Hacer la guerra a esa explotación que hemos reconocido, no está en la lucha contra el patrono solamente – no tiene sentido hacerla desde el obrero exclusivamente, como único motor o catalítico. Pero debo aclarar que el obrero es el que tiene la relación más directa con el sistema económico, y el que parezca desaparecer, es resultado de la creencia de que no era necesario. Se pensó que se podía dejar de tener obreros y fábricas llenas de ellos, y se ajustó el capitalismo para evitarlo, y eso exactamente tiene al capitalismo en crisis. La falta de obreros es reducir el mercado en el lado de la demanda. Si hay menos empleados, hay menos compradores.

La relación del obrero con el mundo económico es la más directa, y será la que finalmente podría administrar las riquezas del capitalismo, pero sólo si quisiéramos producir con las fábricas y las formas que inventó la economía del capitalismo[12]. Si estudiamos esto bien, podremos revelar otro aspecto del problema de la sustitución de la administración de los recursos que entiende importante la lucha contra el capitalismo.

No creo que nadie quiera usar las fábricas, la estructura “fordista” de producción, y la producción enajenada en masa. Creo que al terminar con el capitalismo, no debe el obrero ser el que dicte el mundo, porque no creo que producimos hoy, como mejor convenga, y eso es porque parte del problema lo establece de partida la “fábrica”, y junto a ella la especialización, la segregación del trabajo, y la enajenación que crea el no saber producir cosas completas. Pero sabemos lo que no queremos, y eso es todo lo que podemos hacer sin dejar de ser serios materialista dialécticos, y por lo tanto, científicos.

Y quizás, sea más fácil de despertar la conciencia del trabajador hoy, desde su comunidad, o desde su orientación sexual, de su color, o nacionalidad, o desde la ausencia de dios, que desde su centro de trabajo.

El sistema capitalista es complejo, y está dado dentro de la idea de Dios.

La moral que carga el sistema, es una adaptación conveniente de una historia más vieja que el capitalismo, porque no reconoce ni valida el cuerpo ni la posición oprimida del otro. La moral crea la idea de la explotación auto inflingida, y definió igualdad y justicia de muchas formas, y en muchos tiempos diferentes, pero siempre la definió. La conciencia social se define desde ahí, y las virtudes del mundo quedan establecidas desde el que tiene el poder[13] para definir.

El amor es el amor de los dueños, también es su justicia, su dios, su libertad, y su igualdad. Por eso hoy día el amor es monogámico[14]: para así garantizar la herencia y el mantenimiento de las riquezas entre los hijos. La justicia es la corte y el juez, porque defiende los derechos que tenemos, de poder explotar y crear desigualdades. Dios es hombre y capitalista. Y la igualdad, es la oportunidad que tenemos todos de luchar por estar arriba. Esas son más “verdades” que la parte de la explotación en el capitalismo.

Muchas personas mueren por la idea de igualdad y justicia, y mueren convencidos de que murieron como héroes. Si es más real en nuestra sociedad la aceptación de la explotación, que la lucha contra la opresión, tenemos que entender que además de tratar de convencernos de que hay cosas eternas ( que no todo es relativo)[15], nos crea la idea del fracaso a partir de no poder triunfar en la única verdad: el capitalismo.

La fuerza de la moral, es la que mantiene la estructura del pensamiento que la fuerza del poder implementó. La moral que sale de la aceptación de la explotación como parte de la vida, y la definición de vida como lucha de todos para alcanzar la cima individualmente, es dominante como proyecto de vida porque se tiene evidencia de su “éxito”.

La moral capitalista es real y concreta y su existencia es evidencia de éxito. Crea héroes que emulamos, y queremos hacer lo que hacen los ganadores. Así que para crear una nueva moral, no se puede sólo imaginar lo que sería el mundo sin el capital, sino que hay que destruir el capital. Y eso se hace por todos los frentes que su forma de explotación tiene. Si no hay victorias no habrán nuevos modelos de lucha: no habrá cambios.

No podemos poner a una moral imaginada a encaminar al mundo, porque de la única forma que otra moral se establecerá socialmente, será cuando otra forma de poder económico rija socialmente.

Cuando decimos que tenemos una moral para sustituir la capitalista, nos están dando ataques de alucinaciones e ínfulas de clarividentes.

Me explico. Un científico, un materialista, nunca podrá aceptar que sabrá cómo será el perfil de cualquier otra sociedad que no sea capitalista, y aunque haga hipótesis de trabajo, no forzará sus observaciones a la hipótesis como hace la moral, por un lado; y por otro, es poner los bueyes detrás de la carreta. La materia crea ideas, pero las ideas no crean materia. La realidad material no señala el efecto de su acción-causa, pero la imaginación en su búsqueda del origen de una acción, sustituye con la alternativa imaginaria la realidad. Ej. Cuando no se encontró una razón última, madre de todas la causas, se puso ahí a Dios.

Para saber qué moral tendríamos sin el capitalismo, tendríamos que estar sin el capitalismo.

Todo lo que imaginemos serán hipótesis, y como hipótesis, no puede ir por encima de los datos que se recogen de la experimentación y de la lucha concreta contra la forma consciente de opresión que tengamos. Debemos luchar desde la conciencia de nuestra propia explotación (NO PODEMOS TOMAR PRESTADAS CONCIENCIAS, aunque sí podemos extender la nuestra), y en el camino ir reconociéndola como parte de un sistema económico que no queremos, porque nos afecta a nosotros, y no nos importa si benefician a otros.

No moralizamos con respecto a nuestra relación con la lucha por conseguir nuestro bienestar, porque no sabemos qué será nuestro bienestar desde ahora, como para especular y hacer de la especulación una meta. No debemos moralizar sobre aspectos de la realidad porque es difícil luchar contra la moral, y es difícil luchar contra la moral, porque no es real. Porque es difícil luchar contra entes imaginarios. Y tomar la moral de una interpretación de explotación que no es nuestra, directamente, no permite otra cosa que no sea especulación. Por eso mi lucha es principalmente en contra de dios, porque dios está en contra de todos desde hace mucho más tiempo del que podamos calcular. Y es el origen de toda relación de explotación que ha existido.

Cuando hablamos de una moral obrera o femenina, o nacional, o racial, o de orientación sexual, estamos diciendo que ya sabemos lo que va a pasar una vez los obreros, las mujeres, la nación, la raza, o la diversidad sexual, sean dominantes en la sociedad. Considero que la religión entonces, funciona como buen ejemplo.

En la sociedad es la norma creer en dios, pero todavía no entendemos su impacto en la forma en que pensamos, y el obstáculo que representa el mantener conceptos abstractos dominando el mundo concreto (cualquiera que sea).

Si creemos eso de que tenemos claro lo que es la moral, producto de nuestra imaginación especulativa, entonces iremos guiando (quizá sin querer, pero siempre sin deber) la lucha, dentro de esa idea de la moral: de lo que es bueno y de lo que es malo. Así que mientras vamos luchando, nos vemos forzados a empujar dentro de nuestras ideas, las realidades nuevas. Forzamos a la realidad para que se adapte a nuestra idea preconcebida en lugar de hacerlo al revés.

Y no cambiamos nosotros cuando cambia la realidad, sino que imponemos la moral sobre la realidad, como hace el cura con la Biblia cuando predica.

A manera de ejemplo: La Biblia es la fuente primaria del conocimiento en el mundo occidental. La verdad, dios, la igualdad y la justicia, está encerrada en la Biblia. El mundo (parte de él) tiene hace mucho tiempo el conocimiento para ignorar la Biblia por completo. Sabemos como sociedad, aunque no con cada individuo, que la Biblia no explica el origen del mundo, pero muy poca gente considera eso un problema como para descalificar al libro Sagrado.

Que no se haya hecho en siete días el mundo, no le resta autoridad a la Biblia. Así que los mandamientos y las leyes de comportamiento, todas provenientes de un libro lleno de cuentos de la edad de piedra, es la base de la moral, y el ejemplo para cualquier concepto de moral. El mejor ejemplo de cómo la moral obliga a la realidad ha acomodarse en sus conceptos, es el de la religión y sus libros sagrados.

El cristianismo quiere mantener a la humanidad bajo el régimen de la Biblia (los musulmanes quieren que sea el Corán) Esa relación es incongruente, pero lo logra en la vida común y en el humano normal. Pero igual en otra época el contenido de la Biblia fue revolucionario, porque unificó individuos y los fortaleció. Porque creó un centralismo que originó las ventajas que tenemos gracias al desarrollo de economías por lo tanto centralizadas. Fue revolucionaria en función de la proclamación de la idea de liberación; y, sin embargo, hoy no sirve para nada y sigue siendo el libro que condena a la mujer liberada, a los gays, a los ateos, a los liberales y a los revolucionarios, y también es el libro que manda. El mundo cambió, pero la moral de un libro que “no cambia” nos gobierna. Y hay que hacer revoluciones para ampliar un poquito la definición de sus términos de moral.

Así ocurre con cualquier otra moral aunque nos mueva hacia la toma de conciencia hoy. El problema con la moral es que no sabe hasta donde debe llegar, una vez se implementa y se defiende como lógica detrás de la lucha en contra de la explotación. El ser humano cambiará de explotadores y explotaciones, y cuando se habla de una concepción de moral aunque sea: obrera, feminista, nacionalista, religiosa, o política, se está convirtiendo una especulación, y una hipótesis de trabajo, en una ley material. Se está creyendo que se puede saber el contenido de ideas que traerá la realidad futura, antes que esa realidad sea, y eso dificultará la lucha en contra de los próximos opresores, si es que la moral nos deja derrotar al capitalismo primero.



[1] Marx y Engels trabajaron la realidad como científicos, y teóricos. Sus contribuciones permitieron consolidar el conocimiento revolucionario dentro de una teoría de la materia. Hoy el materialismo dialéctico es una herramienta del pensamiento. En su libro de ensayos científicos titulado “Dialéctica de la naturaleza”, Engels elabora la idea de que el pensamiento es materia en movimiento. Su propuesta recoge la dificultad que existe en representar en términos materiales las ideas. Pero en esencia ese conocimiento lo tenemos hoy con el mapa genético y con las propiedades de la evolución: la memoria y las razones que componen al cerebro.

[2] Una mujer podría parir por otra un hijo, pero sigue siendo una mujer la que lo hace, y no un hombre, y ese es el objetivo del ejemplo.

[3] Tres cosas son importantes pare entender mi ejemplo: Primero, no todo es así de parecido; segundo, no todo es así de simple, y tercero: no todo es tan complicado.

[4] Este debate se presentó dentro del contexto de la pornografía hace poco entre compañeros luchadores en contra de la explotación de la mujer. Y para poner en contexto la forma en que se evocan ideas y se plasman nociones sociales se lo reproduzco aquí, entendiendo que las ideas y los términos “sagrados” no tienen ninguna realidad más allá que la circunstancial y dado esa misma cualidad es que es posible la lucha por el cambio. La libertad de la mujer como la conocemos, y la que defendemos, se construye dentro de las dinámicas sociales que creó el capitalismo. Se pudo haber deseado la igualdad de la mujer siempre y por supuesto, desde la mujer. Pero esa igualdad era utópica hasta la llegada de los recursos que creó la explotación de la esclavitud, y su desenlace en el capitalismo. No por eso le damos gracias al capitalismo, aunque deberíamos.

Pero el punto es que el capitalismo no creó la explotación de la mujer, y tampoco ha creado una igualdad legítima de los sexos, aunque nos quieran hacer creer que la definición la tenemos. Nadie puede honestamente definir como se define hoy la igualdad social de los sexos, si asume que los sexos se clasifican como distintos, porque biológicamente lo son. Las diferencias existen, aunque queramos pensar que existe más ( creyendo que es más real que nuestra realidad biológica), la definición de igualdad. Creemos más en la palabra igualdad que en la realidad material y física, y eso siempre será un impedimento en el cambio, aún en el cambio de los revolucionarios de izquierda.

Pero lo que nos interesa es saber si la pornografía se puede crear y consumir, sin la presencia de la explotación de la mujer, y yo creo que sí. Y si es posible una forma de “porn” que no explote a la mujer, el “porn” entonces no es el problema. Yo creo que viendo que existe también el “porn” gay, y el “porn” lésbico, podemos intuir que es algo más fuerte que la relación de explotación social entre mujer y hombre. También añado, que el capitalismo solidificó la cultura gay. Y dentro del capitalismo, es en donde único se puede hablar de los derechos de los animales. El capitalismo crea la violencia en ALGUNAS formas de “porn”. Y la mujer vive ALGUNAS formas de opresión, porque hay muchas otras que le son ajenas, y en otras está inmune aunque no parezca. Pero el cuerpo no es santo, como nada es santo, aunque lo defiendan con insultos de machismo o de diabólico.

[5] Diccionario de la Real Academia Española. 2009.

[6] El “Mercado Justo” es una alternativa de venta de bienes y servicios en crecimiento alrededor del mundo. Comparten centros que llaman mercados, y se presenta el fruto de tierras sembradas en comunidades que producen con sistemas de administración bien lejos del capitalismo. Desarrollan tiendas, en donde se vende el trabajo y el servicio de personas que se auto-emplean o comparten la producción en relaciones de no explotación entre los participantes, y hasta de no explotación de la tierra! En Santa Rita, San Juan, Puerto Rico existe una tienda de este tipo llamada la Chiwinha.

[7] La explotación social del capitalismo sigue en vigencia, dado que por lo limitado de sus ingresos, y el tener que pagar impuestos, se hace abusiva la relación que tienen como individuos con el estado y con el sistema. Pero no son explotados en la fábrica por la plusvalía directa, pero tiene explotación de muchas otras formas: como pobres, como entes políticos, como alternativa diferente y por no poder ser clasificable socialmente, entre otras formas que no son tan evidentes pero que sufrimos todos. Otra forma que hay que aclarar es que la explotación es relativa. Porque podemos reconocer que un pelotero gana millones de dólares, sólo sí la corporación dueña gana billones en el proceso. La plusvalía como explotación, aún así, aplica. Y parece imposible considerar a un pelotero explotado, porque de nuevo es relativo el término, y tendremos que compararlo con el sueldo de un maestro.

[8] consciente.

(Del lat. conscĭens, -entis, part. act. de conscīre, saber perfectamente).

1. adj. Que siente, piensa, quiere y obra con conocimiento de lo que hace.

2. adj. Dicho de una cosa: Que se hace en estas condiciones.

3. adj. Con pleno uso de los sentidos y facultades.

[9] La constitución ni la carta de derechos de EEUU, principales portavoces de los términos: libertad, igualdad y justicia, no aplicaban los mismos a los negros, y los negros vivían como animales en la sociedad. Cuando pudieron votar, su voto contaba una fracción del voto de un blanco. Esa realidad no era sólo una letra muerta en el papel, sino que era realidad concreta. Cuando se decía hombre, no se pensaba en mujer, cuando se usaba humanidad, la humanidad no incluía a los negros. Realmente. La mayoría, incluyendo a los más concientes, no se le ocurriría pensar que podían tener un negro presidente acabando de salir de la esclavitud (por exagerar para aclarar), y miren hoy a Obama.

[10] Ningún ser vivo acepta la muerte. De hecho, el origen de la religión, especulan muchos, se dio con la toma de conciencia sobre la muerte. Dios fue necesario cuando el individuo reconoció su corta vida. Ver “El Sentimiento Trágico de la Vida” de Miguel de Unamuno.

[11] Una cualidad que acuñó el capitalismo en la intelectualidad, es la que entiende que todo tiene explicación y todo problema solución. Esa idea de los procesos del conocimiento no dudan sobre su proceso intelectual, ya sea el dado por la ciencia o el pensamiento abstracto, y nos crea la idea (que hasta ahora satisface muy bien una necesidad) de poder encontrar respuestas a todas las preguntas. Por eso la medicina existe, porque se confía que cualquier enfermedad se puede curar, y en teoría es verdad, pero siempre depende del conocimiento acumulado y de las condiciones materiales. No hay cura para el cáncer, pero se va a encontrar, dicen. La especialización en ciencias la creó la acumulación del capital, cuando crea la especialización y las redes comerciales de información y conocimiento: publicaciones, universidades, hospitales dentro de una economía mundial.

[12] Algunas versiones contemporáneas del anarquismo, manejan la idea de que todos seremos unas especies de artesanos, en donde manejaremos muchas formas del conocimiento de la ciencia. Y tendremos computadoras, vehículos, y comunicaciones mejor diseñadas y todas “custom made”. Hecha de partes en que se especializarían otros, y se intercambiaría el conocimiento por materias primas y comida, y contratos de relaciones. Pero todo después de derrotado el capitalismo. El concepto de Walden Dos, de B. F. Skinner, trabaja la idea de las relaciones como comunas. Interesante por demás, si lo piensan.

[13] Las ideas dominantes en la sociedad son las ideas de los que dominan económicamente a la sociedad. Marx

[14] La monogamia no es exclusiva del capitalismo, y existe hoy porque le conviene al sistema capitalista, pero también le conviene a la especie cuando garantizan la supervivencia de sus descendientes con la herencia. El problema es que se produce socialmente, y se garantiza la subsistencia de sólo unos cuantos. Todos producen y algunos roban la producción.

[15] La moral es la única que no puede vivir con lo relativo, y el capitalismo defiende la moral, que hoy le beneficia.